Pérdida de la audición o sordera en niños
Los seres humanos, nacemos con la capacidad de oír sonidos y conforme vamos creciendo, aprendemos a procesar e interpretar la información. De hecho, estudios recientes han revelado que somos capaces de oír desde las 16, e incluso en algunos casos desde las 12 semanas de gestación. Siendo así uno de los primeros sentidos en desarrollarse.
Sin embargo, no es sino hasta las 24 semanas de gestación en donde se comienza a presentar una respuesta al sonido, ya que aunque el órgano auditivo ha madurado lo suficiente antes del nacimiento, las conexiones nerviosas y la corteza auditiva sólo se desarrollan morfológica y funcionalmente y reaccionan únicamente a la estimulación de los sonidos como la voz de mamá y además, como otras funciones biológicas, con un orden preciso, por lo que se dice que los niños comienzan a hablar por imitación de los sonidos que escuchan a su alrededor.
Y aunque estos datos suenen muy bonitos, 2 o 3 de cada 1.000 niños en los Estados Unidos, nacen con algún problema auditivo o con sordera total.
La importancia de la detección temprana de la sordera recae en los beneficios que se pueden obtener para el desarrollo del lenguaje en los niños. Las pruebas de detección pueden iniciar antes de que el bebé cumpla 1 mes desde su nacimiento. Hay muchos métodos que funcionan bastante bien para mejorar la calidad auditiva del infante como el uso de audífonos.
La hipoacusia neurosensorial congénita, es una de las carencias sensoriales más frecuentes, siendo así 80% de las hipoacusias infantiles congénitas y cerca de un 20% se desarrollan en los primeros años de la vida.
El diagnóstico de la hipoacusia congénita antes de que el bebé tenga 6 meses de edad y la aplicación de un tratamiento inmediato permiten alcanzar unos buenos niveles de lenguaje y de desarrollo social y emocional, indistintamente de que la forma de comunicación sea oral, signado o mixto.
Generalmente, los problemas auditivos pueden ser temporales o permanentes. A veces, las infecciones de oído, las lesiones o las enfermedades pueden afectar el oído y causar algún daño reversible o no.
¿Cuáles son las causas de pérdida de la audición más comunes en niños?

Los factores por los que los niños suelen perder la capacidad auditiva varían dependiendo del tipo de sordera. Sin embargo, en más del 50% de los casos, no se encuentra una causa especifica.
La pérdida de la audición en los niños puede ocurrir si:
- Estuvo en la unidad de cuidados intensivos al nacer.
- Es un niño prematuro.
- Se le prescribió algún fármaco que puede causar la pérdida de audición como tratamientos para el paludismo.
- Presenta antecedentes familiares de pérdida de audición infantil.
- Necesitó transfusión debido a la alta concentración de bilirrubina en su cuerpo.
- Manifestó complicaciones durante el nacimiento.
- Tuvo infecciones frecuentes en los oídos.
- Estuvo expuesto a sonidos o ruidos muy fuertes, incluso por un tiempo corto.
- Presentó infecciones, como meningitis o citomegalovirus
Síntomas que se tiene que tener en cuenta los primeros meses

¿Cómo saber si un bebé tiene problemas de audición?
Así como hay signos que indican que la audición en un bebé es normal, también hay ciertos síntomas previos al año, que indican que un infante puede tener un umbral audible poco sensible:
Falta de reflejos: la mayoría de los niños, se asustan o sobresaltan ante un ruido repentino, si esto no sucede, es importante prestar mucha atención.
Reconocimiento de voz: a partir de los 3 meses de vida, un bebé es capaz de reconocer la voz de uno o ambos padres y aunque no pueden expresarse, tienen la capacidad de mostrar algún tipo de reacción a ella.
Estímulos: Cercano a los 6 meses de vida, el lactante puede girar la cabeza hacia el lugar de donde proviene algún sonido.
Desarrollo del lenguaje: Cuando el niño cumple su primer año, ya debería emitir sonidos y decir palabras como “mamá” o “agua”.
Durante el crecimiento del bebé hasta convertirse en un niño pequeño, los signos de pérdida de audición incluyen:
- Falta de atención frecuente.
- Dificultades de aprendizaje.
- No responde a un ruido normal.
- Limitaciones en el habla, habla deficiente o falta de habla.
- Necesidad de subir el volumen del televisor u otros aparatos electrónicos.
Tratamientos para la pérdida de la audición

Para el tipo de pérdida de audición más común, audífonos tienden a ser la opción de tratamiento no médico que funciona muy bien con la pérdida de audición neurosensorial ya que permiten amplificar el sonido para ayudar a superar el problema o disminuir sus efectos.
Además de eso, es común implementar un dispositivo de amplificación especializado, llamado sistema de FM que son una especie de entrenadores auditivos que ayudan a mejorar la audición en sitios ruidoso.
Además de los audífonos o los sistemas de FM, la recuperación de la sensibilidad auditiva o la comunicación, puede incluirse en el tratamiento terapias de lectura labial o de señas.
Finalmente, también existe un implante coclear. Este implante no permite la recuperación total de la audición, pero si transmite información sónica a través de la cóclea dañada y que viaja directo al nervio de la audición. Este implante funciona perfectamente en niños con sordera profunda.
¿Cuándo se debe evaluar la audición?
Desde el momento del nacimiento, es importante evaluar los valores sensoriales de los bebés y más aún cuando presentan algún tipo de factor de riesgo o estuvieron sometido a un factor externo que podría perjudicar su audición como el ruido demasiado fuerte y frecuente, etc.
En la mayoría de los niños que nacen con pérdida auditiva es posible hacer un diagnóstico con un tamizaje auditivo neonatal. Sin embargo, hay casos en los que este trastorno se debe a infecciones, traumas y niveles de ruido dañino, y el problema no se manifiesta hasta una etapa entre la niñez y la adolescencia.